Estoy en un asado, en una gran mesa con mucha gente a lo largo, quizás un grupo de teatro que alguna vez frecuenté, quizás todos los grupos, no lo sé, no lo puedo determinar, tanta gente, tantas voces, tantas caras, todo es demasiado infinito y confuso. Estoy sentado casi en la punta. A mi lado hay una silla vacía, parece que la única. Alguien me pregunta si ella va a venir. Contesto que creo que no. En realidad sólo yo lo sé: ella nunca va a venir... en realidad...
Llamativamente, en la vida real esa noche voy a un asado, me siento en la punta de la mesa y a mi lado hay una silla vacía. Le pido a Cristina que se siente a mi lado. Ya no estoy tan triste.
25 septiembre 2007
Premonición I
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