13 octubre 2010

Poeta I


Poeta. A secas. De página en blanco, de cinco letras. Enigma de morral cruzado y cabellos indescifrables. Frágil. Tornasolada. Aburrida de su breve historia, aburrida hasta la muerte de los días. Lectora de bicicleta. De foto fácil, de sonrisa de seda. Diosa romana que se ahoga en un cortado mientras el fuego aún vive en sus ojos de mora. La infancia en Mar del Plata se llevó sus mejores horas, sus peores miedos. Un par de textos publicados y otros tantos amores por ahí perdidos, es todo lo que guarda. En silencio, la mujer poeta, mira por la ventana. En la mesa gastada del bar sólo queda la voz grabada y un pedido, cuan Hedda de Ibsen, de hacerlo todo con belleza.

1 comentario:

Mariano Ariel Melamed dijo...

Este texto me gustó mucho. Me recordó alguna que otra sesión de escritura libre en una esquina histórica de Barracas, café de por medio, claro.